lunes, 10 de octubre de 2011

REFLEXIÓN EN ESTE MES DE LAS MISIONES


"El cristianismo se comunica cuando esta vida nueva 
se transmite de persona a persona" 

En el evangelio del domingo de ayer, encontramos una palabras de Jesús: "Salgan, pues, a los cruces de los caminos e inviten al banquete de bodas a todos los que encuentren" (Mt 22, 1-14). Palabras muy apropiadas para este mes misionero.

En la Santa Misa de 5: 00 p.m., en la parroquia en la cual colaboro, les decía a los asistentes, sobre el tomar conciencia de "hablar de Dios" a los demás, aprovechar los espacios en los diálogos interpersonales, ya sea para evangelizar o reevangelizar al receptor. ¿Cuantas veces mencionamos a Dios en nuestros diálogos en un día entero? Por supuesto, hay que ser astutos para saber como hablarle de Dios a la otra persona, teniendo en cuenta que no todas son cristianas o dóciles al mensaje salvifico.

Monseñor Darío Castrillón, en Yamoussoukro el 11 de julio de 1997. expresaba lo siguiente: "El cristianismo, la "plantatio" y el crecimiento de la Iglesia (que es Cristo mismo dilatado en el tiempo) no depende de las mesas redondas, de las convenciones, de las técnicas --aunque rectamente utilizadas, puedan ser incluso necesarias-- porque se trata de una vida nueva. El cristianismo se comunica cuando esta vida nueva se transmite de persona a persona". Esto lo he ido experimentado poco a poco, que las estructuras, técnicas y papeles ayudan a una mayor efectividad evangelizadora organizada, pero no es lo esencial.  Como dice el cardenal, la comunicación de persona a persona, cuando el emisor es un autentico testimonio de vida cristiana, hace un gran bien. ¡Muy buenas técnicas y estructuras en progreso, pero una vida mediocre del evangelizador!, eso la otra persona lo va percibiendo, y han habido ocasiones en que la persona es llevada al escándalo o perdida de fe. 

Hace poco tuve la alegría de bautizar a un muchacho, el cual desde perteneció a una secta evangélica. Dios se valió de una circunstancia de amor de pareja para atraerlo a la Iglesia. pero en esta circunstancia, estuvo presente el buen testimonio de la novia y de la familia de ella. Eso lo fue interpelando, hasta que pidió instrucción sobre nuestra fe. El día de su bautizo a parte de nervioso, estaba muy contento de pertenecer a la Iglesia fundada por nuestro Señor Jesucristo. La decisión de este joven de ingresar a la Iglesia no fue por técnicas, sino por el contacto con unas personas llenas del amor y temor a Dios. 

Haciendo una adaptación de esas palabras de Jesús, yo le decía a las personas en la Misa, que cuantos vicentinos y vicentinas se están perdiendo el banquete de la Palabra y de la Eucaristía. El domingo muchos se dan el banquete en un sentido mundano. En nuestro caminar ordinario por nuestra ciudad y fuera de ella, salgamos conscientes de que en la misas de domingo, siempre se nos anima a invitar al banquete de bodas, es decir, a la unión con Jesucristo y su esposa la Iglesia. Ahí está la salvación y la felicidad del ser humano. 

Pidamos a María, estrella de la evangelización, nos sumerja en una vida más comprometida con Jesús, y por lo tanto. ser capaces de movernos en cualquier camino del mundo, con la ilusión de compartir esa alegría cristiana que llevamos por dentro. 

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